El funcionamiento es similar al de una máquina de escribir tradicional, donde un mecanismo imprime una grafía, en este caso musical sobre un papel. Al parecer, comenzó a comercializarse en la década de los 50s a un precio que rondaba los $225 y fueron principalmente adquiridas por las cátedras de música de escuelas y pequeñas editoriales dedicadas a la publicación de partituras (aunque por razones de tradición y debido a su complicado funcionamiento fue rechazada por la mayoría de los músicos de la época quienes preferían la escritura manual), no obstante todavía hay unas cuantas de estas máquinas distribuidas por diversos museos y colecciones privadas.
Robert H. Keaton |
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