La acupuntura es una antigua práctica
surgida de la medicina tradicional china basada en la creencia de que existen
unas líneas de energía llamadas meridianos que cruzan el cuerpo, y que insertar
agujas en lugares específicos a lo largo de estos meridianos sirve para tratar
enfermedades. Y a pesar de que ya no es tan extendida como hace cien años, la acupuntura
sigue siendo una práctica muy extendida a nivel mundial. Por increíble que
parezca, muchas personas creen que insertar agujas en el cuerpo puede curar
enfermedades.
Cientos
de miles de personas se someten a este tratamiento cada año en el mundo, con la
esperanza de aliviar sus dolencias, e incluso, muchas instituciones médicas lo
brindan y lo recomiendan como una terapia alternativa, que, según ellos, es
efectiva en el tratamiento de disimiles enfermedades.
Pero
hay que estar muy claros con algunos puntos:
Primeramente,
la acupuntura es una pseudociencia (ni siquiera un método alternativo a tener
en cuenta), o sea, que su teoría y práctica no se basan para nada en conocimientos
científicos (otras pseudociencias son la homeopatía, la astrología, grafología,
numerología, reiki, etc; de muy escasa o nula eficacia real).
Esta
técnica se basa en el concepto de que nuestro cuerpo lo recorren una serie de
canales energéticos, como expliqué anteriormente, y en conceptos como el
yin y el yang o la energía chi, los cuales son más esotéricos que
científicos y evidentemente no existen en realidad.
Según investigaciones realizadas por la OMS
(Organización Mundial de la Salud) y múltiples organizaciones a nivel mundial sobre
los efectos de la acupuntura en el tratamiento de distintas enfermedades, los resultados son
bastante contundentes: "No hay
evidencias científicas suficientes", "se ha probado su
ineficiencia", "las evidencias científicas no avalan su uso"…Ni
siquiera para el tratamiento del más básico dolor muscular hay estudios que puedan demostrar la eficacia
de la acupuntura, de hecho no es más eficaz que un masaje corriente. Y está
claro que insertar agujas en supuestos puntos estratégicos del cuerpo no tiene ningún
efecto en la cura de enfermedades.
La
principal defensa que plantean los defensores de esta pseudociencia son los supuestos
beneficios para nuestra salud, tales como la disminución del dolor, ya sea de
tipo crónico como artritis o artrosis, o de tipo agudo como cefalea, dolores de
espalda, menstruación, o dolores causados por lesiones; favorecer la
circulación, liberar del estrés o la ansiedad, evitar el insomnio, entre otros.
La realidad es que ninguno de estos supuestos beneficios va más allá del efecto placebo (sustancia o
práctica farmacológicamente inerte que se utiliza como control en un ensayo
clínico). El placebo es capaz de provocar un efecto positivo a nivel psicológico
a ciertos individuos enfermos, si estos no saben que están recibiendo una
sustancia inerte (ej. agua, azúcar) y creen que es un medicamento, hasta
el punto de que algunos estudios han demostrado que tiene más efecto si quien
pone las agujas es asiático en lugar de caucásico o africano, incluso cuando estos
últimos tienen la misma o mejor formación.
Pero,
¿Por qué hay tanta gente que reporta sentirse aliviados después de una sesión
de acupuntura? ¿Por qué hay incluso profesionales preparados que siguen
afirmando sus beneficios? ¿Puede la acupuntura realmente aliviar un dolor?
La
respuesta a estas preguntas es
relativamente fácil de hallar y comprender desde el punto de vista biológico:
Si se tiene un dolor crónico o agudo localizado en una parte del cuerpo y se inserta una aguja en otra, el cerebro se aturde y deja de “hacer caso” al sitio original del dolor. En algunos casos aislados se ha visto un alivio sintomático de dolores crónicos, sobre todo en la zona lumbar, pero aún así este alivio ha sido independiente de la aplicación de las agujas, o de si las aplicara un acupuntor o simplemente alguien al azar. En estos casos, el alivio se debe a que se produce una descarga de la sustancia llamada adenosina que alivia el dolor, solo eso, nada relativo a los meridianos, la energía o a la mera inserción de agujas.
Si se tiene un dolor crónico o agudo localizado en una parte del cuerpo y se inserta una aguja en otra, el cerebro se aturde y deja de “hacer caso” al sitio original del dolor. En algunos casos aislados se ha visto un alivio sintomático de dolores crónicos, sobre todo en la zona lumbar, pero aún así este alivio ha sido independiente de la aplicación de las agujas, o de si las aplicara un acupuntor o simplemente alguien al azar. En estos casos, el alivio se debe a que se produce una descarga de la sustancia llamada adenosina que alivia el dolor, solo eso, nada relativo a los meridianos, la energía o a la mera inserción de agujas.
Uno de los usos más extendidos de la
acupuntura es el tratamiento de los dolores de cabeza, sobre todo la migraña.
Pero no hay que dejarse engañar, una revisión de más de veinte estudios realizados
por organizaciones de salud a nivel mundial ha concluido que es solamente el
efecto placebo lo que hace a los pacientes creer que el dolor ha desaparecido.
La
acupuntura es uno de los tratamientos alternativos más estudiados desde el
punto de vista científico. Y la conclusión es que el beneficio que se obtiene
es el placebo. La eficacia de los fármacos de prevención y tratamiento de las
migrañas es considerablemente mayor que el uso de la acupuntura. De manera que,
si padece migraña o alguna otra dolencia, en lugar de insertarse agujas que no
le aportarán otra cosa que un desperdicio de su tiempo, mejor pruebe un cambio
de hábitos combinado con buenos tratamientos recetados por un médico calificado.
Y
si en la parte biológica y física no está suficientemente clara la ineficacia de la
acupuntura, en la psicológica menos: La acupuntura no puede curar la depresión o
el estrés, como suele afirmarse, porque para ello es necesario que haya un cambio en el modo de pensar
del paciente. El tratamiento cognitivo-conductual es el único basado en la
evidencia científica capaz de acabar con la depresión a corto y largo plazo.
Aquí
también es necesario un cambio de hábitos de vida para superar estos padecimientos:
hacer más deporte, realizar actividades constructivas, tener una actitud optimista
y/o positiva, pasar tiempo de calidad con los seres queridos, no dejarse
avasallar por el trabajo, etc.
Sucede
que muchas personas recurren a estos métodos engañosos motivados por la
desesperación, porque sienten que con tratamientos tradicionales no están
obteniendo mejoría, y deciden probar con estos otros, que, valga aclararlo, sus
practicantes hacen gala de su amplia
gama de técnicas de persuasión y desinformación, presentando sus métodos como
fidedignos y de “demostrada eficacia”, ya sea por el número de pacientes que
los usan o por sus supuestos resultados,
siempre en clara oposición a los métodos de medicina tradicional (en
esto la homeopatía y sus impulsores se llevan los galardones). Lamentablemente
ocurre así, y los pacientes desesperados terminan siendo víctimas de estos
engañosos tratamientos que, y hay que tenerlo bien presente, además de no tener
una eficacia real para las personas aquejadas, no dejan de ser un negocio, y
como todo negocio, su principal intención es la obtención de ganancias.
Muy interesante el artículo. Concuerdo parcialmente y eso significa que creo que lo cognitivo es bastante poderoso en varios aspectos y entre ellos las dolencias. De que muchas prácticas no son más que un método para ganar dinero y estafar no hay duda alguna.
ResponderBorrarGracias. Y si, desde luego la parte cognitiva tiene mucha influencia en la predisposición del paciente en la recepción de determinado tratamiento, pero obvia y lamentablemente, este tipo de "tratamientos alternativos" no son más que engaños o fraudes muy arraigados en la población general.
BorrarEn primer lugar, soy muy crítico con las pseudociencias y las pseudoterapias. Consiero muchas de estas prácticas delictivas. Pero en este artículo has cometido un error: Primero no das las fuentes que corroboran tus afirmaciones, lo que hace suponer que dichas afirmaciones no han sido contrastadas, sino recogidas de otros artículos que tampoco la contrastan. Segundo, Las explicaciones tradicionales sobre el funcionamiento de una técnica no justifican su ineficacia; en el caso de la acupuntura son los ensayos clínicos los que demuestran si es una técnica válida, y no mencionas ninguno. Si una técnica resulta eficaz corresponde a la ciencia, y no a la tradición, descubrir la causa y sus mecanismos. En tercer lugar te voy a citar un ejemplo de ensayo clínico realizado en la Clínica del Dolor del Hospital Universitario Reina Sofía, Córdoba, España: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1134-80462010000800002, este ensayo demuestra una alta eficacia en el tretamiento de cefaleas y migrañas. Quiero indicar que yo no soy acupuntor ni me he sometido nunca a esta técnica, ni tengo amigos o conocidos que la practiquen, pero en ciencia es imprescindible no dejarnos llevar por bulos en uno u otro sentido, sino contrastar la información e investigar sobre ella.
ResponderBorrarPrimeramente gracias por tu comentario. Y bienvenida sea la polémica, pero si nos ponemos a citar estudios, no terminaríamos nunca, no olvides que hay "estudios" con "evidencias categóricas" de que la Tierra es plana o que la Astrología es real. No pretendo con mi artículo hacer un estudio médico ni nada por el estilo. Lo que para tí son errores, para otro no lo son. Concuerdo totalmente con tu última afirmación, y precisamente esa es la intención de este y de todos mis artículos. No aspiro a que las personas se guíen por lo que yo escribo, solo porque lo digo yo, para nada, mi intención como educador al fin, es proveerle al lector el ansia de investigación, que cada cual se anime a leer, investigar y profundizar para que al final cada cual saque sus propias conclusiones. Reitero, bienvenida sea la polémica.
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