El
transporte aéreo es sin dudas uno de los más extendidos y utilizados en
nuestros días. Diariamente millones de personas se trasladan hasta casi
cualquier parte de nuestro planeta en cuestión de minutos u horas. Mucho tiempo
ha pasado desde que el 17 de diciembre de 1903, los hermanos Wright
(concretamente Orville Wright) se convirtieron en los primeros en realizar un
vuelo en un avión controlado, a bordo del Flyer.
No obstante algunos afirman que fue el brasileño Alberto Santos Dumont, que
realizó su vuelo el 13 de septiembre de 1906 con su aparato 14-bis. Mucha controversia se ha tejido
respecto al primer vuelo, con varios pioneros propuestos en diferentes países. El primer vuelo comercial de la historia
fue realizado por los mencionados hermanos Wright, el 7 de noviembre de 1910, entre
Dayton y Columbus (Ohio), Estados Unidos. Duró una hora y dos minutos,
recorriendo 100 kilómetros y rompiendo un récord de velocidad en ese entonces,
alcanzando los 97 km/h. El 17 de septiembre de 1908 en Fort Myer, Virginia,
Orville Wright protagoniza el primer accidente aéreo de la historia cuando
volaba en uno de sus aviones junto al teniente Thomas Selfridge. Tras dar
varias vueltas sobre la base se rompieron las palas de la hélice derecha y el
avión cayó en picado estrellándose contra el suelo. Wright logró ser rescatado
gravemente herido pero Selfridge sufrió una fractura craneal y murió a causa de
sus graves heridas.
En la actualidad, el transporte aéreo es considerado el más seguro de todos los
medios de transporte, basado en la gran cantidad de personas, mercancías,
máquinas, accesorios, etc, que se mueven cada día, y la muy baja cantidad de
accidentes aéreos que se suscitan. Y si bien es cierto que el porcentaje de accidentes es extremadamente bajo, cada uno de
estos incidentes adquiere mucha notoriedad, ya que siempre supone un desenlace
fatal, y la pérdida inevitable de vidas.
Cuando ocurre alguno de estos accidentes
fatales, normalmente se establece una
investigación exhaustiva para dilucidar las causas del mismo, posibles
responsables y el cómo pudo haber sido evitado, además de que dicho análisis
permite reforzar las medidas de seguridad en la fabricación de los aparatos y
la capacitación del personal para tratar de evitar que un incidente similar
vuelva a ocurrir.
Uno de los dispositivitos indispensables para
esa investigación, es la llamada caja negra o registrador de vuelo
(en realidad no son cajas), el cual registra la actividad de los instrumentos y
las conversaciones de los tripulantes, no solo en aeronaves sino también en trenes,
barcos y naves espaciales. Su función es almacenar datos que, en caso de un
accidente, permitan analizar lo ocurrido en los momentos previos y establecer
sus causas. Los aviones comerciales de gran tamaño llevan dos cajas negras,
técnicamente conocidas por sus siglas en inglés como CVR (grabadora de voces de
cabina) y FDR (grabadora de datos de vuelo). Los primeros registradores de
vuelo se empezaron a usar a finales de los años 1950 y se les llamó cajas
negras, denominación que perduró incluso después de que se pintasen de color
naranja para facilitar su localización tras un accidente.
El primer prototipo fue diseñado por el
ingeniero francés François Hussenot en el año 1939. Se trataba de una caja
rudimentaria hecha con film fotográfico calibrada con espejos. Los sensores de
a bordo lanzaban flashes en el film fotográfico y así se registraba el
historial del vuelo. Hussenot, irónicamente, murió en un accidente aéreo en
1951. Aunque la caja negra como tal
es obra de un científico australiano, David Warren, que inventó una grabadora
de voz para que registrara lo que ocurría en la cabina, mientras investigaba,
en 1953, las causas por las que los Havilland
Comet, los primeros aviones comerciales impulsados por turbinas, se
estrellaban. Como curiosidad, Warren perdió a su padre en un accidente de
avión, en 1934, cuando se dirigía a Sydney, mientras que él, su madre y sus
hermanos hacían el mismo trayecto en barco.
Cada vez que ocurre una catástrofe aeronáutica a las cajas
negras se les buscan persistentemente hasta encontrarlas, ya que están
confeccionadas de un material muy resistente que, generalmente, resulta
intacto, y, como vimos anteriormente, contiene los datos que pueden ayudar a
determinar la causa del accidente.
Teniendo en cuenta esta información, algunas
personas se han preguntado entonces: ¿Por
qué los aviones no se fabrican del mismo material que las cajas negras? Para esas personas, si las cajas negras son lo
que casi siempre sobrevive luego de un accidente aéreo, permaneciendo
prácticamente intactas, sería atinado que toda la aeronave fuese construida de
igual manera, para tratar de minimizar los daños y salvaguardar las vidas de
los pasajeros. Sin embargo, esto no ocurre así por razones concretas, que
explico a continuación:
En primer lugar, las cajas negras están cubiertas con un bloque anti-choques, el cual, a
su vez, está recubierto por un blindaje grueso de acero, la grabadora de voz de
la cabina y el aparato que registra los datos de vuelo, están encapsulados en
una caja de acero de 25 x 25 y 12,7 centímetros. El grosor del acero es de 0,6
centímetros, y a consecuencia de esto las cajas son muy pesadas. Como
precaución añadida, las cajas están ubicadas dentro de una especie de
receptáculo plástico lleno de espuma líquida que la protegen
contra el intenso calor que se da en el incendio posterior al impacto. En
adición, como tienen que ser capaces de soportar temperaturas muy elevadas,
poseen varias capas de materiales muy resistentes, lo cual aumenta considerablemente su peso. Si toda la aeronave estuviese
construida de esta forma, su peso sería
excepcionalmente elevado, lo cual le impediría gran parte de sus capacidades.
Le costaría mucho moverse, incluso dudo que pudiera despegar, y aún si lo
lograra, requeriría motores extremadamente potentes con un alto consumo de
combustible. Además, su nivel de seguridad, contraproducentemente, sería
bastante bajo, y estaría mucho más propenso a los accidentes, debido a su difícil
maniobrabilidad y su poca capacidad de respuesta. La lógica para fabricar un
avión es hacerlo lo más liviano posible
con los mejores materiales disponibles que lo permitan (generalmente el casco
está hecho de una aleación de aluminio que lo hace liviano y resistente,
mientras las cajas negras están
hechas de titano y acero inoxidable), y buscando que sea confiable. Al ser más
liviano, puede ahorrar más combustible y ser más eficiente.
Los aviones deben ser ligeros, resistentes a
los cambios de temperatura, aerodinámicos, y el material con que se fabrique debe
ser moldeable; esto para poder volar, maniobrar y poder vencer a la gravedad.
Las cajas negras guardan información
y su función es sobrevivir a fuertes
accidentes y quemaduras y demás maltratos, esto provoca que, para cumplir
su función, estén fabricados con piezas de materiales muy densos, resistentes, extremadamente
pesados con formas poco aerodinámicas y simples, sin ventanas ni partes móviles
de manera que los golpes no las afecten tanto, criterios que no pueden ser
aplicados en la fabricación del avión. La caja
negra tiene una función y el avión como vehículo posee otra. De manera que
de acuerdo a las características de cada uno y como se comporte o la función que
deba cumplir determinará el material con el que se fabrique, así como sus dimensiones y demás
especificaciones técnicas.
Hay que ser cuidadoso con el lugar donde se
ubican las cajas negras.
Anteriormente las grabadoras se colocaban cerca de los puntos donde las alas se
ensamblaban con el fuselaje, ya que en teoría esta era la parte más sólidamente
construida del avión. El problema era que estas piezas, al estar tan
sólidamente construidas, solían quebrar a las grabadoras al caer sobre ellas.
En la actualidad, las grabadoras suelen ir ubicadas en la sección de cola, de
modo que asumiendo que el accidente acabe (como suele suceder) con la “nariz”
impactando contra el suelo en primer lugar, la parte delantera del avión
absorba la mayor parte del impacto.
Otra cuestión a tener muy en cuenta, es que
si los aviones se fabricasen del mismo material que las cajas negras, se dispararía
considerablemente su costo (sin mencionar los problemas técnicos ya
mencionados). Cada avión sería tan costoso que no podría ser un medio de
transporte tan extendido, ya que solo unas pocas compañías pudieran fabricarlos
en masa, y sería complicado el abastecimiento de las materias primas para su
construcción. Además, al ser tan elevado el coste de construcción del aparato, también
sería muy elevado el precio de los viajes, para poder hacerlos rentables, por
lo que muchas menos personas viajarían, lo que supondría también un perjuicio
para la industria aeronáutica en general.
Cabe mencionar que para aviones construidos
con esos materiales, las pistas de
aterrizaje deberían adecuarse, hacerlas más largas y pesadas, ya que las
pistas actuales las destruiría por completo. A su vez, el combustible que se
necesitaría para hacer volar a un avión de estas dimensiones sería equiparable
a la que necesita un transbordador espacial, y su precio sería completamente
prohibitivo.
Otra de las causas se relaciona directamente
con las leyes físicas de Isaac Newton, particularmente la primera que dice: “Todo cuerpo tiende a mantener su estado de
reposo o movimiento mientras no se le aplique una fuerza externa para cambiarlo
de estado”. En el caso de que un avión de estas características choque con
la tierra, el cuerpo del avión
absorbería muy poco del impacto y la fuerza sería trasladada al interior,
en el que los tripulantes serían sacudidos de un lado a otro como si estuviesen
dentro de una licuadora. Los aviones actuales tienen algo parecido a los autos,
en el que algunas partes están diseñadas específicamente para absorber un
impacto, ya que sin éstas un choque sería aún más peligroso.
Y por último, y creo que es una razón
bastante contundente, es que un avión no
está diseñado para chocar, en su fabricación se piensa en cómo hacerlo más
duradero y alargar su vida útil, obviamente no se piensa en que vaya a
destruirse en una tragedia. Con la mínima cantidad de accidentes fatales que
tienen los aviones, las compañías aéreas se concentran en otras modificaciones más
específicas como hacer los aviones más livianos para disminuir los costos, lo
cual, a la larga beneficia más a los millones de viajeros que todos los años
llegan sanos y salvos a sus destinos.
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