Uno de los tantos mitos cotidianos y/o ideas erróneas sobre la naturaleza que está ampliamente generalizado en gran parte de la población y que se repite una y otra vez es aquel que sentencia que "dos rayos nunca caen en el mismo lugar" y que incluso es usado como expresión de alivio o satisfacción en situaciones diversas. Descargas eléctricas han sido inspiración para toda clase de creencias mitológicas a lo largo de la historia de la humanidad; pero, como mito al fin, la realidad es bien diferente, de hecho, y para dejarlo claro rápidamente: sí; dos, tres, diez, cien rayos pueden caer en un mismo lugar, y esto ocurra bastante a menudo.
Primeramente, analicemos qué es un rayo y por qué se produce:
El rayo es una poderosa descarga natural de electricidad estática, producida durante una tormenta eléctrica, que genera un pulso electromagnético. La descarga eléctrica precipitada del rayo es acompañada por la emisión de luz (el relámpago), causada por el paso de corriente eléctrica, que ioniza las moléculas de aire, y por el sonido del trueno, producido por la onda de choque. La electricidad (corriente eléctrica) que pasa a través de la atmósfera calienta y expande rápidamente el aire, produciendo el ruido característico del trueno. En otras palabras, cuando llueve sobre la superficie terrestre se produce evaporación natural que elevan las partículas de agua. Mientras tanto, a mayor altura, por encima de los 5000 metros de altura las partículas de granizo que se forman en la nube chocan con cristales de hielo y adquieren carga positiva y estos últimos carga negativa. Por debajo de esa altura ocurre lo contrario.
Estas condiciones lógicamente se dan en cualquier lugar, y de forma totalmente impredecible, por tanto, un rayo puede caer en cualquier lugar. Un estudio realizado por la NASA aseguraba que uno de cada tres rayos que tocaban tierra lo hacía en varios sitios a la vez; no sólo caen rayos en el mismo lugar sino que también pueden hacerlo en el mismo momento. Según datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), a diario se producen en el mundo unas 44.000 tormentas y se generan más de 8 millones de rayos. La caída de éstos se produce cuando la diferencia de potencial entre la nube y la tierra supera la capacidad aislante del aire. La carga eléctrica de la tierra en la zona situada debajo de una tormenta se va concentrando en los objetos más elevados y hace que éstos atraigan la descarga guía.
Así pues, los árboles y los edificios más altos suelen ser alcanzados con frecuencia por los rayos. Teniendo en cuenta todos esos factores, el estadounidense Benjamin Franklin (1706-1790) inventó el pararrayos, en 1753, cuyo principal propósito es atraer un rayo ionizado del aire para conducir la descarga hacia tierra de tal modo que no cause daños a las personas o construcciones. El Empire State Building, por ejemplo, recibe el impacto de cerca de 25 rayos de media cada año.
Cabe señalar que si un rayo impacta sobre un ser humano, las posibilidades de sobrevivir son de menos de un 30%. El 74% de los sobrevivientes quedan con secuelas físicas y mentales que los acompañan toda la vida.
Y por último, otra de los conceptos erróneos que se pueden escuchar con frecuencia es el de como protegerse durante una tormenta eléctrica, ya que muchas personas afirman que lo mejor es buscar refugio bajo un árbol, tirarse al suelo para tener la menor altura posible, y la muy conocida "no hay lugar más seguro que dentro de un auto durante una tormenta eléctrica", todas esas ideas incorrectas y realmente peligrosas para la vida, pero las medidas correctas de protección y el por qué se deben evitar las anteriormente mencionadas, quedan para otra ocasión.
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