LOS ANILLOS DE SATURNO


  Sin duda alguna, de los 8 planetas de nuestro sistema solar, Saturno es el más llamativo, no por su forma o sus características en sí, sino por su enorme y distintivo sistema de anillos, que le confieren a Saturno el calificativo de “la joya del sistema solar”.
Si bien Saturno no es el único planeta que posee sistema de anillos (ya que Júpiter, Urano y Neptuno también lo tienen aunque con diferente tamaño y composición), es cierto que los suyos son los más deslumbrantes, y como en ningún otro planeta se han podido ver (incluso desde bien cerca) estos majestuosos anillos.


  El planeta Saturno es el sexto en el orden de nuestro sistema solar. Es además el segundo en tamaño y masa después de Júpiter. Su nombre proviene del dios romano Saturno. Posee un diámetro ecuatorial de 120 000km y un diámetro polar de 108 728km, esta diferencia se debe a la rápida rotación del planeta (aproximadamente entre 10 y 11 horas por cada rotación completa, pero este número varía en las diferentes latitudes), y su relativamente baja gravedad.

Saturno posee una densidad específica de aproximadamente 690 kg/m³, siendo el único planeta del sistema solar con una densidad inferior a la del agua (1000 kg/m³), esto significa que si hubiese un océano lo suficientemente grande como para meter a Saturno dentro de él, el planeta literalmente flotaría. La atmósfera está compuesta por un 96% de hidrógeno y un 3% de helio. El volumen del planeta es suficiente como para contener 740 veces a la Tierra, pero su masa es solo 95 veces la terrestre, a causa de la ya mencionada baja densidad media. Saturno posee además un total de 82 satélites o lunas descubiertos hasta hoy, destacándose entre todos la luna Titán, que además de ser el mayor satélite del planeta, es el único satélite del sistema solar con una atmósfera importante, con abundancia de metano y que se estima es similar a la de la Tierra en las etapas iniciales luego de su formación.

  El primero en observar los anillos fue el astrónomo, matemático y físico italiano Galileo Galilei (1564-1642) en 1610, pero debido a la baja resolución de su telescopio y la inclinación de los anillos, creyó que se trataba de grandes lunas o de otros cuerpos muy cerca del planeta. El también astrónomo, matemático y físico holandés Christiaan Huygens (1629-1695), observó con claridad los anillos en 1659, ya que contaba con mejores medios de observación. En 1675, el italiano nacionalizado francés Giovanni Cassini (1625-1712) halló una oscura banda (la división que lleva su nombre) que en realidad marcaba la separación entre dos anillos concéntricos. 

Galileo Galilei
Giovanni Cassini
Christiaan Huygens 
James Clerk Maxwell 



  
  Pero fue el científico escocés James Clerk Maxwell (1831-1879), quien en 1859, demostró matemáticamente que los anillos no podían ser uno o dos únicos objetos sólidos sino que debían ser la agrupación de millones de partículas de menor tamaño y masas pequeñas que mantenían orbitas independientes. Las partículas que componen los anillos de Saturno giran a una velocidad de 48 000 km/h, 15 veces más rápido que una bala. Este descubrimiento le valió a Maxwell el Premio Adams de la Universidad de Cambridge. La comprobación experimental de esta hipótesis llegó en 1895, cuando los astrónomos estadounidenses James Edward Keeler y William W. Campbell dedujeron la velocidad de las partículas en los anillos a partir de su desplazamiento Doppler, o modificación de la longitud de onda de las líneas espectrales de la luz del Sol que las partículas reflejan hacia la Tierra. 



  El sistema de anillos de Saturno está integrado fundamentalmente por los más grandes y brillantes anillos denominados A y B. Hay una distancia entre uno y otro de 4800 kilómetros, esta región transparente entre el anillo A y B es la llamada división de Cassini, anteriormente mencionada. Además el sistema de anillos comprende también el anillo C, más débil y menos opaco, que queda dentro del borde interior del anillo B, y el todavía más débil anillo D, que queda dentro del anillo C. Tomados en su conjunto, los principales anillos de Saturno (A, B y C) miden unos 275 000 kilómetros de anchura anular, lo que representa tres cuartas partes de la distancia que separa la Tierra de la Luna. Y sumados a los principales anillos, también existen los anillos E, F y G, que son muy pálidos y de mucho menos tamaño (en septiembre de 2006 se descubrió otro anillo entre el F y G).

Dentro de los propios anillos se encuentran pequeñas lunas o satélites llamados satélites pastores, que se encargan de mantener a los anillos en su lugar debido a su gravedad. El satélite Mimas, por ejemplo, es responsable de la existencia la división de Cassini.

El espesor de los anillos de Saturno es de aproximadamente 1km en el límite superior de su extensión vertical. En cuanto a su anchura, son extremadamente delgados, siendo su anchura mínima de tan solo unos pocos metros.


  Se calcula que la edad de los anillos es muy inferior a la de Saturno, entre 10 y 100 millones de años, mientras que su masa total se estima en unos 1.54×1019kg.

  Los anillos de Saturno se extienden en el plano ecuatorial del planeta desde los 6630km hasta los 120 700km por encima del ecuador de Saturno y están compuestos fundamentalmente de hielo (y se presume que también podría haber sustancias adicionales en pequeñas cantidades como polvo de óxido de hierro). El tamaño de cada una de las partículas varía desde partículas microscópicas de polvo hasta rocas de unos pocos metros de tamaño.



  En octubre de 2009 el telescopio espacial Spitzer descubrió un nuevo y gigantesco anillo alrededor de Saturno, mucho más grande de los que le rodean. E había pasado desapercibido hasta ahora, porque es muy raro y tan difícil de divisar que resulta casi invisible. Se extiende desde los 6 millones de kilómetros del planeta y hasta alcanzar los13 millones de kilómetros de diámetro.

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