LA TREMENDA CORTE




  Sin duda alguna, muchas personas, sobre todo en Latinoamérica, han escuchado alguna vez La Tremenda Corte, ya sea directamente o por voz de sus familiares, amigos o conocidos. Y es que aún en 2020, resultan inolvidables e increíblemente vigentes aquellos hilarantes y disparatados juicios que se llevaban a cabo cada noche en la radio durante las décadas de 1940 y 1950, y que constituyeron la mejor comedia radiofónica producida en Latinoamérica en aquella época.

La Tremenda Corte fue un programa humorístico de radio, producido en La Habana, Cuba. Se transmitió entre 1942 y 1961 de forma ininterrumpida. Y ha sido retransmitido por gran cantidad de radioemisoras de gran cantidad de países hasta nuestros días.

Fue  obra del escritor español Cástor Vispo, quien adoptó la nacionalidad cubana y que ya estaba más que familiarizado con los modismos, el habla y la cultura popular cubana. Cástor Vispo nació el 15 de junio de 1907 en La Coruña y llegó a Cuba a los 18 años de edad. Para cuando comenzó a escribir en el semanario La Semana (más tarde se incorporaría a la revista humorística Zig Zag), ya se sentía identificado con la esencia de la cultura popular cubana. De ahí pasó a la radio, donde creó una serie humorística cuyo personaje principal era un detective gallego con el nombre de Rudy Rod. Algún tiempo después produjo un programa cómico llamado El Precinto Competidora, que terminaría por convertirse en La Tremenda Corte en 1942. Cástor Vispo falleció en La Habana en 1973 a los 66 años de edad.

En 1942, tanto Vispo como un equipo de producción ya  formado se dieron a la tarea de buscar humoristas  locales para el programa de La Tremenda Corte (de corte liviano y humor blanco), como una forma de alegrar y hacer olvidar los problemas a los habitantes de la isla, en plena Segunda Guerra Mundial y posteriormente durante períodos de tensión social en el país. El primer elegido fue Leopoldo Augusto Fernández Salgado, o simplemente Leopoldo Fernández (Jagüey Grande, 26 de diciembre de 1904 - Miami, 11 de noviembre de 1985), un muy talentoso comediante que ya era reconocido en espacios radiales y teatrales, así como con su inseparable amigo, Aníbal De Mar, que ya había trabajado tiempo atrás con Vispo. Ambos eran muy conocidos como dúo, y ya tenían una destacada trayectoria en la radio y en el teatro, y hasta en el cine (en 1951 se estrenó la película cómico musical llamada Hotel de muchachas, filmada en blanco y negro, y dirigida por Manuel de la Pedrosa). Se recuerda especialmente su  dúo de Pototo y Filomeno. El resto del elenco surgió de pruebas con otros actores menos conocidos, pero igualmente destacados, que darían vida a sus inolvidables personajes.

Leopoldo Fernández sería José Candelario “Tres Patines”, el eterno pillo, embustero y sempiterno acusado, Aníbal De Mar sería el Tremendo Juez, siempre severo al aplicar la justicia, de carácter volátil y conocido por aplicar multas disparatadas. Manuela “Mimí” Cal (quien fue esposa de Leopoldo Fernández por dieciséis años) sería Luz María Nananina, siempre en contradicción con Tres Patines por los constantes perjuicios que le ocasionaba, el español Adolfo Otero encarnaría a Rudecindo Caldeiro y Escobilla, comerciante gallego (aunque ejerció toda clase de negocios en el programa), y víctima favorita de Tres Patines. Originalmente Adolfo iba a encarnar al Señor Juez, pero pronto se cambió esta idea, fundamentalmente porque Leopoldo ya había interpretado al conocido “Negrito” del teatro Vernáculo cubano, y siendo Adolfo gallego, se optó por una nueva versión del popular acto de El Negrito y el Gallego dentro del programa. Miguel Ángel Herrera fungió como el Secretario, el encargado de presentar los casos y llamar a los involucrados, aunque en ocasiones su participación era mayor, y por supuesto, el que introducía cada programa con el invariable: "Audiencia pública, el Tremendo Juez de la Tremenda Corte, va a resolver un tremendo caso". Además participaron otros tantos actores ocasionales interpretando diversos personajes, como Wilfredo Fernández (Perico Jovellanos y Campoflorido), Julito Díaz, que en ocasiones reemplazaba al Secretario, Edwin Fernández, que interpretaba a Simplicio Bobadilla y Come Jaibas, y Reinaldo Miravalles, que aparecía frecuentemente en el programa como Leoncio Garrotín, casi siempre víctimas de las estafas de Tres Patines. 



  Cabe destacar que los actores, desde los principales Leopoldo Fernández y Aníbal de Mar, hasta sus contrapartes, Mimí Cal y Adolfo Otero, procedían del teatro vernáculo (aquel del Negrito, el Gallego y la Mulata), en el que habían adquirido una gran experiencia. En el caso de Leopoldo Fernández, haciendo temporadas en las provincias con su propia compañía teatral, la cual fundó en su ciudad natal de Jagüey Grande, en 1926.

Aníbal de Mar,  cuyo nombre real era Evaristo Samón Domínguez (Yateras, Guantánamo, 26 de octubre de 1908 - Miami, 22 de febrero de 1980) fue otro artista que trabajó en casi todos los teatros de la isla, hasta que pasó a la radio haciendo el papel (antes de que se incorporara a La Tremenda Corte) de Chan Li Po, personaje que lo catapultó a la fama nacional al igual que Filomeno.

Manuela Cal Fariñas, más conocida como Mimí Cal (Regla, provincia de La Habana, Cuba; 12 de enero de 1900-Miami, Florida, Estados Unidos; 21 de mayo de 1978), inició su carrera en La Habana como bailarina en los cabarets. Gracias a eso, inició una gira por casi toda la isla cubana, además de otros países latinoamericanos y en España, donde causó una gran impresión. A principios de la década de 1930, conoció a Leopoldo Fernández, con quien formó pareja, tanto en la vida profesional como en la personal, en el matrimonio que duró dieciséis años. Debutó como actriz en 1916, en la compañía de Arquímedes Pous, donde actuó hasta 1926. Más tarde integró las compañías de Ernesto Lecuona. Aprovechando la proyección que la radio le daba, Mimí Cal incursionó también en el cine en varias películas que fueron muy taquilleras. En 1945, inspirada en el éxito de La Tremenda Corte se filmó una cinta homónima, producida por la empresa Refrescos Materva, con el mismo elenco que actuaba en el programa radial. En 1949 participó en el filme El Vigilante Chegoya, pero la más reconocida de sus cintas fue Olé Cuba, filmada en 1957. En ella compartió créditos con Leopoldo Fernández y Aníbal de Mar (en los papeles de Pototo y Filomeno). La película, dirigida por Manuel de la Pedrosa, mostraba algunas características de la sociedad y la cultura cubanas de la época, con particular énfasis en la música popular. Participó además en Hotel de Muchachas.

Adolfo Otero (España, 1893 – Cuba, 1958) Emigró de España a Cuba en busca de un mejor futuro. Trabajó en Teatro Alhambra hasta que fue cerrado. Luego del cierre, pasó a la compañía de Garrido y Piñero (1930-1935), siendo uno de los primeros actores cómicos en aprovechar las ventajas de la radio como medio de expandir el arte. Con la ayuda de los libretos de Cástor Vispo, fue protagonista de los episodios del detective gallego Rudy Rod. Fue uno de los artistas más grabados desde 1925. En 1929 estuvo vinculado a la radio, haciéndolo primero en la emisora CMW, después lo hizo en CMK, RHC Cadena Azul y Radio Progreso, hasta que se convirtió en actor exclusivo de Unión Radio Televisión. En noviembre de 1950 debuta en la televisión en el programa Los cuatro grandes. En 1951 trabajó en Polémicas Trinidad y Hnos. y la Tienda de Venancio, ambos programas televisivos. Otros programas fueron Leoncia y Alacranete. En 1954, debutó en el Circuito CMQ, en el espacio La mesa cuadrada, programa escrito por Cástor Vispo y que se presentó en la televisión en julio de ese año. Actuó en varias películas, fue el protagonista de Hitler soy yo que se estrenó en 1946, Siete muertes a plazo fijo en 1950, entre otras.


  Así, el programa La Tremenda Corte inició sus transmisiones en la emisora Radio Habana Cuba, (RHC Cadena Azul) el 7 de enero de 1942 (RHC pertenecía a la famosa empresa cigarrera Trinidad y Hermanos). Los encargados de la dirección y producción del programa fueron Francisco Álvarez de Lara (Paco Lara), y después Miguel Yao.

  En 1947, La Tremenda Corte, al igual que otros programas diversos de su época, fue llevado a la emisora competidora CMQ Radio (que era una de las emisores principales y más poderosas de la época) por sus anunciantes y patrocinadores en busca de mayores ventajas competitivas. Los programas se transmitían en ese entonces en vivo, tres veces por semana de lunes a viernes a las 8:30 PM, y eran patrocinados por una firma de productos de perfumería y jabones. Además gracias a las presentaciones simultáneas en el teatro, el éxito del programa se acrecentó, en especial si se toma en cuenta los rasgos característicos del espectáculo que eran los juegos con el lenguaje y el doble sentido, los cuales siempre hacían las delicias de los espectadores Cabe destacar la labor de Cástor Vispo, único escritor del programa, quien a pesar de la extenuante labor de escribir los libretos para tres programas semanales, siempre fue capaz de hacerlo de manera magistral. Así, La Tremenda Corte estuvo en el aire sin interrupción desde 1942 a 1961 (primero en RHC Cadena Azul y más tarde en CMQ).

  Se estima que se grabaron más de 360 episodios (aunque de todos esos programas que se grabaron en la estación CMQ de La Habana entre 1947 y 1961, no se sabe cuántos existen aún), muchos de los cuales aún se escuchan por radio, pero hay unos pocos que nunca han salido de Cuba, y por ende poco se conoce de ellos.

  El éxito del programa fue rotundo, no solo en Cuba sino también en Latinoamérica, y aunque sus argumentos se basaban en la realidad cubana de aquella época, ocupó el gusto de personas de todas las edades y generaciones. El éxito se debió, en primer lugar, a la calidad de los libretos. Y por supuesto, al profesionalismo de sus actores. Basta escuchar los programas para comprobar que sus libretos estaban adelantados a su tiempo. En ellos están presentes todos los elementos de las más sofisticadas comedias modernas: personajes interesantes; diálogos cortos, incisivos e inteligentes; tramas simples pero con enredos; geniales juegos de palabras, “duelos” de personajes, y el uso acertado del doble sentido en el lenguaje y finales con resolución de los conflictos.

  En 1955, el programa radial recibió aún más notoriedad, aunque de forma indirecta, al estrenarse el espacio humorístico de TV El show de Pototo y Filomeno, a través de CMQ TV, en el que Leopoldo Fernández (Pototo) hacía un papel muy similar al de Tres Patines; su compañero era nuevamente Aníbal de Mar (Filomeno). El espacio consistía de sketch humorísticos y canto con música tropical con orquesta, uno de los precursores en su estilo en la isla. Su éxito propició dos discos de la pareja y una segunda película (¡Olé Cuba!) en 1957. Todo esto sucedía paralelo a su trabajo con La Tremenda Corte, por lo que gran parte del público los identificaba aún con sus caracterizaciones de radio.

  En resumen, La Tremenda Corte contaba con un formato muy sencillo, en donde todo giraba en torno a un juzgado y planteaba situaciones en que José Candelario Tres Patines había hecho víctima a Rudecindo o a Nananina de alguno de sus robos, engaños o fechorías, y éstos a su vez, lo llevan acusado ante el señor Juez de la corte correccional. Durante cerca de veinte minutos se iba desarrollando la acusación y la exposición de los hechos por parte de los acusadores. Los temas cotidianos trataban sobre malentendidos que el propio Tres Patines provocaba haciendo juegos de palabras, tergiversando siempre para su provecho el doble significado que algunas frases pudieran tener. Al final del juicio, Tres Patines siempre era encontrado culpable a pesar de los argumentos que el mismo pronunciaba para defenderse. El veredicto del señor Juez casi siempre obligaba a Tres Patines a cumplir una condena en días (en “La loma”, nombre que se le daba al Castillo del Príncipe, que era la prisión de La Habana por entonces y que se construyó en una zona elevada del Vedado habanero) o pagar una indemnización monetaria.

La serie se considera una parodia de los juzgados correccionales: hay acusadores, acusados, testigos, así como un juez y su secretario. A veces participaban algunos cómplices, abogados, fiscales y policías. Con la excepción de el Señor Juez y el Secretario, en ocasiones los personajes suelen cambiar sus roles. Sin embargo Tres Patines es la figura central de todos los juicios pues como acusado, como acusador, como testigo, o como abogado, él es el único responsable de los enredos que se pretenden desenredar en el juzgado. Aunque a veces Tres Patines logra involucrar a otros personajes en sus fechorías, por lo general tiene como cómplices a su Mamita o a su novia Cucusa (personajes que nunca comparecen a la corte), pero el resultado en todo caso es siempre el mismo: Tres Patines siempre recibe el castigo del Señor Juez.

Mucho del humor que se origina en La Tremenda Corte proviene de varias fuentes, como por ejemplo los complicados enredos lingüísticos que provoca Tres Patines (el personaje principal), también por la interpretación a conveniencia que hace el propio Tres Patines de las palabras, y finalmente por extrañas situaciones que se describen, algunas de las cuales generalmente rozan en el plano fantástico (irreal), así pues puede darse una situación de la vida común que luego se entremezcla con algo absurdo, sin previo aviso y sin que parezca raro. Además, son muy hilarantes y recurrentes las bromas al Señor Juez por su estado de salud, y las multas que este impone casi por cualquier razón, en las que el multado  se ve obligado a pagar no solo dinero, sino casi cualquier objeto, dependiendo de lo que haya originado el castigo. También resulta muy notorio el grado de improvisación de los actores, mezclando situaciones de sus propias vidas como parte de la comedia y de sus personajes.

  La Tremenda Corte aún sigue siendo un ícono y un referente del viejo y a veces olvidado humor cubano. Tres Patines es todo un clásico de la sociedad cubana, que utilizaba con bastante maestría el lenguaje de la calle. El programa es todo un espectáculo del juego lingüístico, ya que abarca un gran contenido de humor verbal, sin meterse en obscenidad, y sin la menor alusión sexual u objetivación femenina. El programa destaca precisamente por ese estilo de humor tradicional, el típico humor cubano de una etapa mucho más intelectual y muy rico en originalidad. Sus libretos eran sacados de la realidad, pues estaban basados en la vida cotidiana del cubano y ese es uno de los ingredientes mágicos que hacen que La Tremenda Corte siga aún cosechando éxitos. El ingenioso humor de sus libretos, sumado a la chispa espontánea de los actores, junto con sus creativos juegos de palabras y las bien armadas cuartetas poéticas del juez al dictar sentencia, hacen de éste, un programa sumamente ameno que en sí mismo explica toda su trascendencia y popularidad, incluso hoy.

Así lucía La Tremenda Corte mientras se emitía en la radio.

  En 1959 estalló la Revolución Cubana, situación que motivó a hacer un giro en la producción del programa. A pesar de los cambios, años después sucede un hecho que hace que el programa no pueda continuar. Cerca del año 1960 hubo un giro drástico en la producción del programa producto de la revolución encabezada por Fidel Castro y de una sociedad políticamente convulsa que tuvo lugar en esos años. Es en octubre de 1960, que el gobierno revolucionario cubano realiza una incautación del Circuito CMQ y Radiocentro y pasan a manos del Estado como parte del proceso de intervención estatal de los medios de comunicación. Esto provoca un fuerte revés en el medio artístico cubano ya que se cancelan todos los programas de humor que realizaban estas cadenas. La situación (en lo económico principalmente) propició que la nómina principal de La Tremenda Corte (a excepción del equipo de producción, entre ellos Cástor Vispo), emigrara de Cuba en esos años en dirección a Miami, Estados Unidos, para no regresar nunca más. Previamente, se hicieron adaptaciones para teatros locales que conllevaron algunas funciones polémicas, en vista de que los actores del programa (en particular Leopoldo Fernández) eran abiertamente críticos a la política y así lo manifestaban en sus actuaciones. En 1961 se emitió en la isla un decreto en el que se obligaba a toda compañía teatral, radial o televisiva a someter sus programas a la recién creada Comisión de Censura.

El ambiente era incómodo e incierto para continuar haciendo su trabajo humorístico, del cual nunca obtuvieron una justa y proporcionada remuneración económica, a pesar del reconocimiento público e internacional. La razón del auto exilio obedeció a razones económicas y nunca por diferencias de ideología. De hecho, ninguno de los actores del reparto manifestó en su ocasión alguna afinidad política y decidieron mantenerse al margen de los hechos que agitaban a la sociedad cubana, aun cuando estuvieron radicados en el exterior.

Sin embargo esas adversas circunstancias jamás detuvieron a los protagonistas quienes continuaron brindando su arte en diversos escenarios de varios países, mientras que el programa radial, a pesar de ser censurado en Cuba y nunca más emitirse en emisora alguna de la isla, siguió emitiéndose por toda Latinoamérica.

  El programa de radio volvería a renacer en México a mediados de la década de 1960, cuando Leopoldo y Aníbal radicaban allí, esta vez con una versión adaptada a la televisión. Televisión Independiente de México (Cadena TIM) emitió las primeras transmisiones de la serie en 1966 a través del canal 6 de Monterrey (XET-TV 6), y del canal 8 en el Distrito Federal (XHTM Canal 8), con un espacio semanal de media hora (alrededor de 21 minutos sin comerciales). Los libretos fueron realizados por Leopoldo Fernández, y en muchos casos eran adaptaciones de los libretos radiales, pero también los hubo completamente nuevos.


Si bien la serie televisiva sufría algunas limitaciones de producción y era transmitida en blanco y negro, también constituye hoy un clásico de la televisión por algunos considerado de culto, por las razones conocidas: la calidad de los libretos, la capacidad de improvisación de los actores y su dominio escénico, entre otras.

  Del elenco original de radio, sólo repitieron sus papeles Leopoldo Fernández y Aníbal de Mar. Mimí Cal rechazó participar desde su exilio en Miami. Mientras tanto, Adolfo Otero había fallecido de problemas cardíacos en 1958. Sus lugares los tomaron Norma Zúñiga (Nananina) y el andaluz Florencio Castelló (Rudecindo), mientras el puesto del secretario lo asumieron al menos tres actores diferentes. Florencio Castelló era uno de los pocos actores contratados con amplia experiencia y trayectoria en actuación frente a las cámaras para realizar el programa. Y además muchos reconocen su voz ya que prestó la misma para el gato Jinks, en el doblaje al español de la serie animada Pixie, Dixie y el gato Jinks, entre 1958 y 1961.

El resto del elenco se conformaba por actores cubanos y mexicanos, en su gran mayoría totalmente desconocidos del público, pues la televisora no estaba dispuesta a pagar salarios altos.

  En uno de los episodios de la serie televisiva, una joven muy talentosa llamada María Antonieta de las Nieves hizo su debut en la pantalla chica, en uno de las muy contadas ocasiones en que Tres Patines era realmente inocente, aunque fue igualmente castigado por el Señor Juez. Los programas televisivos eran dirigidos por Sergio Peña, quien años después también dirigió el programa de Los Supergenios de la Mesa Cuadrad, escrito por el estelar Roberto Gómez Bolaños, Chespirito y en el que incluso Aníbal de Mar tuvo un par de apariciones. De esa manera Chespirito conoció a María Antonieta, y desde entonces la llevo a sus programas, donde entre gran cantidad de personajes, encarnaría a la entrañable Chilindrina, en el popularísimo Chavo del Ocho.

  El programa televisivo de La Tremenda Corte tuvo corta vida (hasta mediados de 1969) puesto que los costos de producción resultaron insostenibles para la televisora, y no existía un patrocinio suficientemente fuerte que lo sustentara, sumado a las evidentes limitaciones técnicas con las que se realizaba. La cuarta temporada resultó inconclusa, a pesar de que ya era un éxito en otras latitudes del continente, y del hecho que los actores se esforzaron por mantenerlo al aire.


  A mediados de 1969, Panamericana Televisión (canal 5 de Perú) compró los 260 capítulos filmados y los derechos de La Tremenda Corte a la Cadena TIM; entonces, ellos contrataron por una corta temporada a Fernández para otra variante del programa, llamada El Guardia Tres Patines. Allí encarnaba a un policía despistado muy similar al reo de La Tremenda Corte original, junto a otros actores peruanos del medio, pero el espacio no tuvo gran difusión ni trascendencia fuera de ese país. Una última adaptación para Perú fue el todavía menos afortunado y desconocido Tres Patines en su salsa (1970), del que no se conserva mucho material audiovisual. Con este programa el artista se retiró de Lima. Finalmente, los actores originales de la serie nunca volvieron a reunirse.

  En 1998, algunos humoristas cubanos hicieron un homenaje a La Tremenda Corte dentro de un programa llamado ¿Y tú de qué te ríes?, del canal Cubavisión, protagonizado por Ulises Toirac, como Tres Patines, y otros actores conocidos del país. Más tarde intentaron convertirlo en un programa habitual, y finalmente, en el 2001, comenzó a emitirse,  haciendo algunos cambios que eliminaban los nombres originales, todavía vetados en Cuba debido a las políticas de censura con respecto a los artistas que abandonaban la isla luego del triunfo de la revolución en 1959, y José Candelario Tres Patines se convirtió en Juan Marchante Chivichana (una especie de patineta rústica de madera usada por los niños cubanos), los demandantes fueron sustituidos por nuevos personajes (Amado Fiel del Toro, Marieta Pozo Alegre, el profesor Pepe Rillo y Cuqui la Mora), entre otros, y el nombre quedó como ¿Jura decir la verdad?

Esta versión fue ambientada en la época republicana cubana, concretamente en los años 40s, no obstante pronto se convirtió en una sátira social en su esencia, con agudas críticas a los problemas de la sociedad cubana contemporánea. El programa tuvo una frecuencia semanal y llegó a ser uno de los más populares en toda la historia de la televisión cubana (dirigido por el propio Ulises Toirac y Gustavo Fernández-Larrea). El programa se continuó emitiendo hasta 2011.

  La calidad de los libretos de La Tremenda Corte original es incuestionable. Tan buenos son que más de 70 años después de haberse emitido por primera vez el clásico numerosas emisoras latinoamericanas lo mantienen como parte de su programación. La Tremenda Corte no sólo es un programa humorístico fuera de serie, también es toda una escuela de producción radiofónica donde la imaginación es la materia prima que transporta a los radioescuchas al escenario mismo del juzgado, en donde todo se apoya en los bien encadenados diálogos de cada uno de los personajes, las intenciones de la voz y los contadísimos efectos sonoros.

  Todavía hoy en la actualidad, día tras día, y de forma incesantemente, una docena de países transmiten esos episodios grabados en la radio habanera en la década de los cuarenta y cincuenta del pasado siglo.











2 Comentarios

  1. Respuestas
    1. Y si, fue un programa (sobre todo el de radio) muy bien escrito e interpretado, de ahí su calidad.

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